Cuando Prosper Mérimée dio al mundo en 1845 el mito de Carmen la gitana, se convirtió de inmediato en la femme fatale, la mujer independiente que rompe todas las barreras impuestas por los hombres, el verso suelto que pone en peligro las normas de una sociedad burguesa y patriarcal.
Carmen, obrera, marginal, seductora, vive y ama como quiere, y está abocada a la tragedia por su radical sentido de la libertad. El oficial Don José está obsesionado con ella. Ha confundido la promesa de una noche de amor con un juramento de amor eterno. Por ella se adentrará en un violento mundo sin ley. La pasión y la locura del amor son, junto a los celos, los temas predominantes de esta historia con fatal desenlace.
El estreno de Carmen tuvo lugar en la Opera Cómica de París, el 3 de marzo de 1875, constituyendo un éxito, a pesar de que se haya difundido la falsa creenia de su relativo fracaso. Fueron treinta y siete las representaciones que siguieron al estreno.
Bizet creó su gran obra, que resultaría póstuma, con un estilo totalmente personal, ajeno a los cánones de la época que marcaban Wagner y Verdi (hazaña de la que muy pocos músicos contemporáneos fueron capaces). La melodía, la armonía, el ritmo y la instrumentación son un alarde de belleza y fuerza expresiva.
Carmen es la ópera francesa más famosa y representada, siendo, además, precursora de la escuela italiana conocida como verismo.
En el montaje que podremos ver en el Teatre Serrano el jueves 3 de marzo, actuarán como solistas Tatiana Spasskaya, Natalia Matieva, Olga Perrier, Hellena Gallardo, Anastasiya Golub, Héctor López, Dong Kyu Oh, Alberto Arrabal
