Una visión retrospectiva póstuma de la obra de Álex Alemany que evoca la iconología de los últimos años, en los que conceptos comunes de su creación comparten espacios con formas oníricas, utópicas o distópicas, obras ligadas en muchos casos al devenir del tiempo, ya sea real o imaginado.
Álex Alemany creó desde siempre. Él mismo no se recordaba queriendo hacer nada más que pintar; y con su particular iconología, inventó un mapa que unía lugares lejanos, fusionando mundos pretéritos con creaciones futuras, acercando lo minúsculo a lo colosal, superponiendo lo conocido a lo desconocido, aunando lo previsto con lo insólito, y, gracias a ello, dibujó un universo con el que nos identificamos sin esfuerzo; declinando en clave onírica, objetos surrealistas y fantásticos.
DEL 17 DE SEPTIEMBRE AL 13 DE OCTUBRE