Hace veinticinco años Gregori inició un proyecto que pretendía rendir un pequeño homenaje a ciertas personas del mundo de la cultura, pintores, escultores, escritores, que habían formado parte de su círculo familiar y social y sobre los cuales creía necesario realizar una crónica fotográfica.
Personas que, a su juicio, estaban llevando a cabo en su ciudad una tarea, silenciosa, tenaz, y pocas veces reconocida en favor de la cultura, la educación y al servicio de la sociedad de la cual tenían que ser ejemplo.
Conforme avanzaba el proyecto, Gregori desarrolló la idea de que este colectivo que se iba formando, generoso y altruista se identificaba así mismo como un «nosotros», y que el paso del tiempo, a la vez que generaba ausencias entre ellos, permitía también nuevas incorporaciones fruto de una sociedad culturalmente viva y en progreso.
El resultado son 60 retratos, un breve e incompleto paisaje de personas, de gente que generosamente se pusieron delante del objetivo, algunos sin saber muy bien el porqué, otros, sorprendidos de merecerlo, pero sin los cuales, para el artista, se hace muy difícil entender cómo somos, cómo hemos llegado hasta aquí, y que podemos esperar del futuro.
El título de la exposición toma unos versos de Neruda como metáfora del paso del tiempo y nos invita a reflexionar sobre lo que fuimos y sobre el presente que hemos construido.