Torreón del Pino

En la intersección entre las calles San Rafael y Alzira encontramos los restos restaurados de las murallas que formaron parte de la ampliación que acometió el IV duque de Gandía, Francisco de Borja.

Esta empresa fue una de sus primeras obras, preocupado por dotar de protección a la parte de la villa que había crecido en el exterior del primer recinto amurallado. Sin embargo, antes de estar finalizada la obra quedó obsoleta, puesto que, con la llegada de los nuevos cañones y demás armas de artillería, se encontraron con la necesidad de rebajar los perfiles de las murallas, eliminar torres y sustituirlas por torreones con plataformas de artillería, como este en el que nos encontramos.

Con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad  las murallas se convirtieron en un obstáculo para su expansión y fueron derribadas en 1881.

 

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